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Parece que fue ayer cuando todo comenzó y ahora ya ha pasado todo.  Mi historia con este colegio comenzó el 5 de Noviembre, entre muy nerviosa, pero estos nervios fueron disminuyendo según iba pasando el día. Todos me trataron muy bien, y eso ayudo mucho.


Si ahora me preguntan por qué elegí este colegio, no sabría responder. Quizá buscaba un colegio religioso, ya que estoy cursando la asignatura de religión y me gustaría  impartir clases de esa asignatura en un futuro próximo. El más cercano era ese, el colegio “Virgen de la Caridad”.


He de decir, que los primeros días tuvimos un problema, y es que no llego ninguna información al colegio sobre nosotras. Allí no sabían que íbamos de prácticas, no sabían nada de nosotras, pero aun así, nos trataron muy bien y eso hizo que nos tranquilizáramos.


Los primeros días tuve una fase de rotación, iba pasando por todas las clases para conocer su funcionamiento y ver la diferencia que había de una clase a otra. Permanecí dos días en cada aula, llegando hasta el primer ciclo de primaria. Comencé por la clase de 3 años, contando con un niño autista, hasta que llegue a primaria. El cambio de infantil a primaria es abismal y solo me basto un día para comprobar que prefiero infantil.
 Estar en primaria me pareció muy aburrido. Creo que los profesores son bastante estrictos y rígidos a la hora de hacer todo. Los niños no se movían de su silla, debían hacer la tarea y cumplir todas las normas de clase. Los profesores no los dejaban improvisar, únicamente seguían las indicaciones del libro. En mi opinión, creo que así es como los profesores acaban con la creatividad de los niños.


Aun así, he de decir que he aprendido de todos. Ninguno es mejor que otro o peor que otro, simplemente cada uno tiene su método y yo me he quedado con lo mejor de cada uno.


Otro aspecto que me gustaría resaltar, es que al ser un colegio nuevo me imagine que las nuevas tecnologías estarían presentes en las aulas. Pero estaba equivocada, los profesores siguen con el método tradicional, y solo algunas de las aulas cuentan con PDI, aunque su uso es escaso. No por ello, el método tradicional es peor, a mi me ha gustado la metodología que han seguido y todas las profesoras de infantil me han parecido muy creativas a la hora de hacer actividades aunque no contaran con estas nuevas tecnologías.


Una vez pasada la fase de rotación me dieron a elegir la clase donde me iba a incorporar. Yo elegí la clase de 4 años, ya que creo que realizan más cosas que los de 3 años y pensé que podía aprender más. De esta forma, el año que viene seguiré con ellos en 5 años, donde comienzan con la lectoescritura.


Mi clase en concreto es la de color verde, la clase de 2º C. Me incorpore muy bien y en seguida me aprendí los nombres de todos. Ellos se portaron genial conmigo, sobre todo Silvia, mi tutora de prácticas. Me ayudo en todo momento, siempre me animaba a realizar actividades con los niños y eso me gustaba. He podido aprender mucho de ella. Además me ha concedido desde un principio la misma autoridad que ella posee ante los alumnos.
Una vez todos conocidos, comencé a tomar contacto con los niños y a realizar actividades, así como realizar asambleas, contar cuentos, explicar fichas etc. Cada día que pasaba estaba más contenta e iba con más ganas al cole.
Me he sentido integrada en todo momento ya que contaban conmigo para cualquier actividad o consultaban mi opinión en relación a distintas actividades que realizaban.


En relación a los padres/madres y familiares de los alumnos/as, todos ellos han mostrado una actitud muy positiva ante la presencia de una alumna en prácticas en el aula. Me gustaba que a la hora de entrada o salida me preguntaran cosas como hacían con Silvia y que los niños les hablaran de mí.


Finalmente, la actitud de los alumnos/as ha sido muy positiva, son muy cariñosos y me han tratado muy bien, además, en todo momento estaban dispuestos a aprender cosas nuevas. Cuando no estaba preguntaban por mí, que dónde iba o que cuándo iba a ir y eso me encantaba. El comportamiento de la mayoría de los niños y niñas ha sido muy respetuoso, haciéndome caso como a cualquier otra maestra.


De los niños/as me quedo con todo, han sido pequeñas personas que han convertido mis prácticas en un aprendizaje continuo, en mis intervenciones su actitud era muy positiva y creo que para una maestra no hay nada tan bonito como una clase motivada. Esta experiencia sin ellos no hubiese podido ser posible, me llevo una parte de todos ellos y algo que nunca podré olvidar es el gran cariño con el que se dirigen a ti  o lo agradecidos que son contigo.


El ultimo día, al despedirme de ellos alguna lágrima corrió por mis mejillas, y es que parece mentira que en tan solo un mes y medio se pueda coger tanto cariño a estos renacuajos…
Ahora espero con ansia mis próximas prácticas en el centro, espero que me reciban igual de bien y que mis niños de 4 años no se olviden de mí.
 

Estas son mis reflexiones y conclusiones...

La sonrisa de un niño es la mejor medicina contra la tristeza

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